Me acuerdo del océano disparaba manotazos en medio de la tempestad iracunda. Del silencio que hacía cuando escribía en mi litera subterránea y fría. Era el espasmo, el espejo de la furia naranja de las nubes, en el cielo. Relámpagos y truenos despertaban mi conciencia la lluvia; finos clavos, pinchaban la madera con estruendos. Este es mi último verso en este cuaderno lo dibujo No creo que sobreviva al demoníaco impulso del mar.